martes, 22 de febrero de 2011

El Carnaval desde mi perspectiva


Carnaval. Ocho letras que juntas forman un gran concepto. Para algunos algo tan amplio como un estilo de vida. Fiesta, febrero, alegría, actualidad y crítica son algunas de las palabras que me vienen a la mente para describir esta celebración.

A la hora de vivir esta fiesta, credos, razas y niveles socioeconómicos se hacen a un lado para que sea completa. Un Dios, Momo, quien acepta a todos por igual, une a cada uno de los espectadores con el murguista que canta disfrazado y con la cara pintada.

Con el tiempo esta fiesta popular se va transformando. El Carnaval de hoy no es el mismo que el de hace veinte años y uno se puede preguntar ¿Dios Momo tiene fin?

Los murguistas, discípulos de este Dios, son los encargados de no dejar morir el ritual que se repite febrero a febrero. Es gracias a ellos y su afán por querer pintar sonrisas y emocionar, el por qué de la subsistencia de la carnestolenda.

Sí, es verdad, la competencia es parte de esta expresión artística, pero no lo más importante. Lo que tiene que trascender es el goce del pueblo que cuando se va de un tablado sale “lleno” de sensaciones.

No hay que olvidar que en las cosas más sencillas de la vida está la felicidad. El Carnaval es una de ellas, no se necesita más que un coro y una marcha camión, para que mucha gente disfrute y deje de lado los problemas  de la vida cotidiana. Es ahí donde se pueden apreciar los “poderes” del Dios Momo.

CARNAVAL

C de Cultura
A de alegría
R de ritmo
N de nuestro
A de actuaciones
V de vida
A de amor
L de Lágrimas

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